
Los legisladores en general, estatales y federales, se han ganado a pulso la desconfianza de la gente y el descrédito dentro de la política; aunque sus jilgueros y aplaudidores les cuenten los dientes. Por sus acciones de sumisión hacia el poder y la aprobación ipso facto de iniciativas y reformas que en muchos casos, no benefician a los ciudadanos. Son criticados también por su entreguismo y pasividad legislativa;...