A catorce meses de su llegada al Congreso de Nayarit, se debe evaluar su trabajo legislativo. Hoy día la transparencia representa una condición preponderante en los sistemas democráticos, por lo que resulta fundamental delimitar mecanismos que permitan el acceso a la información y la evaluación de la función pública.
Sí bien en la actualidad se encuentran regulados procedimientos e instancias que contribuyen a la vigilancia del sector público, éstos no abarcan la totalidad de los poderes, pues parten de la supervisión generalmente, del uso de recursos públicos; quedando fuera del ámbito de evaluación otras actividades tales como la función legislativa. La inmensa mayoría de las solicitudes de información pública a las instancias correspondiente tienen que ver con el ejercicio de los recursos públicos desde el poder.
Bajo este orden de ideas, es de advertirse que la "evaluación legislativa", es una tendencia en nuestro país cosa que no se ve en Nayarit, pues aun y cuando se han desarrollado diferentes esquemas desde las década de los ochentadel siglo pasado, lo cierto es que no se ha llegado y no existe la voluntad, de llegar a un consenso e implementación de una metodología medianamente aceptable para calificar el desempeño de la labor parlamentaria.
Lo anterior es así, pues dada la naturaleza del órgano legislativo consignada en la Constitución General de República, hablamos de un ente "representativo", cuya labor se determina por diferentes motivaciones: la ideología del partido político al que pertenece el legislador, las necesidades del electorado que representa, las convicciones e intereses personales y el grado de conocimientos con los que un legislador cuenta, por mencionaralgunas.
Por este motivo, sería descuidado someter su desempeño a evaluaciones mediante criterios cuantitativos, por lo que se requiere de indicadores que se enfoquen en las cualidades de su labor; he ahí la complejidad de adoptar un esquema que sea lo suficientemente exhaustivo.
En otras palabras, no es posible medir el desempeño de un legislador a partir del número de iniciativas que presentan pues ni siquiera las hacen ellos, o la cantidad de comisiones en las que participan, o aparecer en cuanto sarao haya, o las sélfies que se toman con gente importante, porque no son criterios objetivos que muestren la eficacia parlamentaria. La representatividad de los legisladores guarda una naturaleza diferente a la de los alcaldes, o el gobernador. Esto es así debido a que los legisladores tienen en sus manos la posibilidad de hacer tangibles lasdemandas de la sociedad mediante la creación de las normas adecuadas que sienten las bases para la garantía y el ejercicio de los derechos.
En este entendido, la función de los legisladores es fundamental para el funcionamiento del Estado de Derecho. Sin duda, la evaluación legislativa es un ejercicio que abona, tanto a la transparencia del parlamento, como la profesionalización del mismo; sobre todo en un contexto como el mexicano, pues nos hace remitirnos muchos años en la historia para darnos cuenta de lo limitada que el poder la tuvo durante la hegemonía y autoritarismo presentes en el siglo XX, y que hoy amenaza con volver.
P.D.- Urge obsequiarles a nuestros legisladores nayaritas, una brújulapara que tomen rumbo. El manual de Carreñoparaquesepancomportarse en sociedad; y un diccionario de la Real Academia Española por aquello de “las íííes”; pues dan pena ajena.
